No dejes el frigorífico abierto que gastas más: lo que pasa cuando abres las puertas

Última actualización: 25.04.24

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Cuántas veces en nuestra infancia nos llamaron la atención por dejar la puerta del frigorífico abierta, o permanecer parados observando qué había dentro. Una frase clásica de las abuelas era “No dejes la nevera abierta que se escapa el frío”, y pensar que en ese momento ni entendíamos por qué decían eso. Ahora, que pagamos cuentas de electricidad cada mes es necesario entender cómo afecta el uso del frigorífico en el consumo eléctrico. 

En la mayoría de los hogares del mundo moderno no falta un frigorífico, nevera, refrigerador o como quieras llamarle a ese electrodoméstico indispensable para conservar los alimentos, guardar los helados, enfriar el vino y guardar la comida que quedó del día anterior. 

Es probable que a esta altura no nos hayamos preocupado por saber cómo va el funcionamiento del frigorífico, pero para contextualizar nuestro análisis explicaremos brevemente de qué se trata. 

 

Cómo funciona el frigorífico

Hagamos una comparación para entender mejor: los frigoríficos funcionan como lo haría cualquiera de los aparatos de aire acondicionado que conocemos. La ciencia de su mecanismo se fundamenta en la existencia de un termostato y un compresor.  El primero se encarga de validar el aumento de la temperatura en el interior del frigorífico, tomando como referencia el valor que previamente se le asignó, así que cuando la temperatura sube y alcanza ese valor de referencia, prácticamente instruye al compresor para que trabaje. 

El compresor en funcionamiento hace circular aire frío por el interior del frigorífico, e inicia el descenso de la temperatura.  Para todo esto, el termostato está nuevamente pendiente de la temperatura, porque también tiene otro valor de referencia, que es el que le indica a qué temperatura debe mantenerse el frigorífico. Cuando este valor es alcanzado, el termostato le da la voz de alto al compresor, deteniendo todo el proceso.

 

 

“Se escapa el frío”

La frase tiene una parte de la realidad, cuando abres la puerta de tu frigorífico, en ese momento, se produce un intercambio de temperaturas. El interior del aparato tiene temperaturas bajas y el exterior presenta las temperaturas del ambiente, que generalmente son mayores que las internas. 

Este intercambio térmico, hace que la temperatura de tu frigorífico se eleve, poniendo en alerta al termostato para que inicie el proceso antes descrito. Estos arranques y detenciones del compresor, resultan en consumos considerables de energía eléctrica, que al final del mes se reflejan en tu bolsillo al pagar la factura y ver cuánto cuesta dejar el frigorífico abierto. 

Así que cada vez que dejas la puerta abierta del frigorífico, dependiendo del tiempo que permanezca sin cerrar, puedes estar iniciando el proceso entre el termostato y el compresor, y haciendo girar el medidor de electricidad. Y es esta la razón de la tan sonada frase de la abuela. 

 

Recomendaciones para bajar la factura

Abre la puerta estrictamente lo necesario: si vas a sacar o guardar algo en el frigorífico, es recomendable que saques o metas de uno en uno y cierres inmediatamente cada vez, a que dejes la puerta abierta por mucho tiempo. 

Como ya aprendimos lo del intercambio térmico que se produce al abrir la puerta, al instalar tu nevera evita colocarla cerca de fuentes de calor: horno, lavavajillas e incluso hasta cerca de una ventana, porque si la luz solar le llega en la parte posterior afectará su sistema y la hará trabajar el doble.

Observa los cambios: si notas que tu frigorífico condensa y gotea internamente por las paredes o en el congelador observas escarcha, puedes estar teniendo problemas con el cerrado de la puerta. Ve primero si hay algo que obstaculice el cierre normal, verifica que la goma de la puerta no esté vencida y haya perdido adherencia, pues esto altera la temperatura. Otra opción puede ser que los fuelles donde se soporta la puerta se hayan doblado y evitan que se cierre correctamente. Ante cualquiera de estas situaciones llama al soporte técnico del fabricante o a un técnico especializado. 

Usa protectores eléctricos que velen por el voltaje de la electricidad que le llega a tu equipo, pues los cambios en la red de energía pueden dañarlo. Elige preferentemente aquellos protectores que al regresar la electricidad después de un apagón, esperan unos 15 minutos para evaluar que la corriente sea continua, antes de permitir que la electricidad pase de nuevo al equipo.

No introduzcas alimentos que estén calientes, ya que los mismos harán el efecto similar al de la puerta abierta. Incluso, su temperatura afectará la del resto de los alimentos que se encuentran almacenados en el frigorífico.

Evita sobrecargar el frigorífico, ya que se dificulta el proceso de refrigeración de los alimentos al no haber espacio entre cada uno de ellos. Esto impide que el aire frío le llegue al artículo por todos los lados, lo que disminuye la velocidad con que se enfrían los productos. Por consiguiente, se verá involucrado el termostato y el compresor, derivando en un consumo adicional de energía.

Verifica la iluminación interna: todos los frigoríficos tienen una luz que se enciende cuando se abre la puerta, ya que se libera un botón que hace las veces de interruptor, y al cerrar la puerta, la misma presiona este botón y en consecuencia apaga el dispositivo. A veces, el mecanismo no funciona debidamente y deja la bombilla encendida, aún estando la puerta cerrada. Si esto sucede, el calor producido por la iluminación, afectará la temperatura interna del equipo, disminuyendo el enfriamiento y forzando al termostato para activar el compresor. Esto es aún más relevante si se trata de una iluminación de tipo incandescente.

 

 

Cuando no hay energía

Si por alguna circunstancia sucede un apagón en tu casa, los alimentos que están refrigerados estarán seguros, siempre y cuando la duración del apagón no sea de muchas horas. Pues, se ha comprobado que sin energía los alimentos pueden conservarse, mientras se mantenga la puerta cerrada, por un máximo de cuatro horas. Pero, en los casos en que el apagón se prolongue por más tiempo, el riesgo de deterioro de los alimentos aumenta. 

Algunos organismos de seguridad alimentaria, recomiendan que si tus alimentos pasan más de dos horas sin refrigeración, procedas a descartar principalmente las carnes crudas, sobras de comidas, leche líquida, quesos, yogurt, huevos, sopas y frutas.

Sin embargo, hay otros alimentos que pueden estar hasta 8 horas sin refrigeración, sería el caso de salsas envasadas como la tártara y la mayonesa, el arroz o pasta cocidos, pastelitos con crema, hongos y verduras cocidas. Mientras que los que pueden soportar más tiempo sin refrigeración son los quesos del tipo duro para rallar o parmesano, la margarina o mantequilla, envases con jugo de fruta, los aderezos hechos con vinagre, producto de bollería: pan, galletas o bizcochos, y las verduras crudas.

Aunque los mejores frigoríficos del 2024 hagan un consumo más eficiente de energía, siguen representando el principal gasto de electricidad en los hogares, así que no estará de más aplicar estos conocimientos, para ser más responsables con el uso del frigorífico y al mismo tiempo hacer un consumo de energía más consciente.

 

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