La pérdida de aceite es algo habitual en los vehículos. Sin embargo, si la misma es elevada o repentina, puede ser señal de problemas serios en tu motor. Por eso conviene saber por qué pierde aceite nuestro coche y cómo solventar dicha incidencia.
El aceite es uno de los líquidos fundamentales para nuestro motor. Un vehículo sin aceite se quedaría tirado en apenas unos pocos kilómetros, con un motor gripado y una factura de varios cientos o miles de euros pendiente. Por eso, resulta fundamental revisar el nivel de aceite de nuestro motor con frecuencia. Un proceso en el que podemos encontrarnos con pérdidas, que pueden ser razonables o señales de que algo falla en ese motor. Veamos cómo distinguir ambos casos.
Las pérdidas razonables
Pongámonos en situación. Has pasado tiempo buscando el mejor aceite 5W30 o 10W40 o incluso 20W50, según el que use tu vehículo. Has hecho tu cambio de aceite y, cuando revisas el nivel pasado un tiempo, ves una ligera caída del mismo. Estas ligeras bajadas del nivel del aceite son razonables y están causadas por el propio funcionamiento del motor. Pensemos que el aceite es un líquido más del motor que se gasta y se pierde por todo el motor, pudiendo a veces salir por el escape, aunque en cantidades mínimas.
Este proceso suele ser más intenso en climas muy extremos y con aceites de rango estrecho, en lo que a temperaturas se refiere. Como esto puede sonar confuso, vamos a poner un ejemplo. El aceite 5W30 del que hablamos antes tiene una temperatura de funcionamiento que va de -30 grados a unos 30 grados. Si este aceite se usa en condiciones de temperatura elevada, como las del verano, es posible que el aceite se consuma por su exceso de fluidez y su paso a otros elementos del motor. No es grave pero sí debe controlarse, para evitar que el nivel de aceite caiga más de lo necesario. Lo mismo ocurre con el aceite que, por la antigüedad del vehículo, pasa a las zonas de combustión del motor. Este aceite puede quemarse durante el proceso, produciendo esas pérdidas. Pero mientras sean pequeñas, no hay motivo de alarma.
Sin embargo, cuando se producen pérdidas más notables o seguidas de otros síntomas, entonces sí hay que preocuparse. Estos serían los supuestos que hemos identificado al respecto.
1. Problemas con el tapón del cárter
El cárter es el depósito en el que se almacena el aceite del motor y el que se vacía cuando lo cambiamos. Este depósito cuenta con un tornillo en su parte inferior, que incorpora además una arandela. Ambos elementos mantienen la estanqueidad del depósito y evitan pérdidas de aceite.
Este sistema está sometido a procesos de calentamiento y enfriamiento, derivados de la temperatura del aceite que contiene, así como a posible golpe y deterioro por las propias vibraciones del motor, por piedras que golpeen los bajos o por otros muchos motivos. Un conjunto de amenazas que pueden acabar causando fugas de aceite.
En estos casos, la pérdida se manifiesta como un charco debajo del coche, aunque no suele ser una pérdida escandalosa, sino más bien escasa. Tanto como la dificultad de la reparación de esta avería, que no requiere más que apretar el tapón de cárter flojo o, en su defecto, sacar el aceite del cárter para reponer la arandela que se ha deteriorado.
2. Problemas en las conexiones del sistema
Dentro de nuestro motor, el circuito que mueve el aceite consta de diversas tuberías y conexiones fabricadas en materiales plásticos. Unos materiales que, con el paso del tiempo, pueden deteriorarse. Esto se traduce en pequeñas fracturas por las que escapa el aceite o, en los casos más escandalosos, en roturas graves de los manguitos o las tuberías de circulación del aceite, lo que vierte su contenido al exterior. Algo parecido puede ocurrir con las juntas que unen los diversos elementos, que también se deterioran con el paso del tiempo.
Pese a lo escandaloso de este tipo de avería, especialmente si hay una rotura que vierta gran cantidad de aceite al suelo o sobre el motor, por suerte no es algo especialmente caro en lo que a su reparación se refiere. De hecho, basta con llevar el vehículo a un taller, cambiar el manguito correspondiente y rellenar el depósito de aceite hasta su nivel para solventarlo. Lo que sí es posible es que tengamos que recurrir a una grúa, para evitar males mayores.
3. Exceso de aceite
Es algo lógico. Si a nuestro motor le sobra aceite, este se va a encargar de tirar el sobrante. Dentro de la varilla medidora del aceite tenemos dos marcas, la del mínimo y la del máximo. Si hemos cargado aceite por encima del máximo, ese sobrante se va a transferir al motor, rebosará y se acabará quemando en los cilindros. Algo que arrastra bastantes impurezas a la cámara del motor, lo que perjudica a su vida útil. Por si fuera poco, este proceso también genera humos de una coloración especial, de tonos azulados, que al menos nos hacen más fácil detectar el problema. La solución es fácil. Aparte de no poner más aceite del necesario, también es clave eliminar el sobrante bien mediante aspiración o mediante el tapón inferior del cárter, según nos convenga.
4. Averías graves del motor
Llegamos a la parte que esperamos que nunca tengas que vivir: las averías graves del motor. Entre estas averías, tenemos la rotura de la junta de culata, que provoca que haya transferencia entre el líquido refrigerante y el aceite, lo que causa la pérdida del nivel de aceite. Una avería compleja y muy cara de reparar. Algo parecido puede ocurrir por la presencia de grietas en alguna pieza del motor, que cause que este aceite gotee y se pierda. En este caso, es clave buscar la pieza averiada y proceder a su reparación. Otro de los elementos que puede causar pérdida de aceite, por avería, es el turbo. Este elemento consume una gran cantidad de aceite y cuando falla también lo tira en grandes cantidades. Así que será necesario evaluar su estado para ver si la pérdida procede de este elemento.
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