Aunque suene a algo del pasado, que lo es, aún perviven algunos vehículos refrigerados por aire. Coches que, por sus características, requieren de aceites especialmente diseñados para este tipo de usos.
Si hoy día le echamos un vistazo a cualquier catálogo de fabricantes de vehículos, no vamos a encontrar coches refrigerados por aire. De hecho, este sistema de refrigeración apenas se encuentra ya en algún vehículo, salvo en algunos scooters, cuya baja potencia de motor sí permite emplear este tipo de refrigeración. No obstante, incluso en este tipo de vehículos, la tendencia de los fabricantes es la de ir incorporando sistemas de refrigeración por agua.
Sin embargo, los motores por aire siguen estando presentes en la actual flota de vehículos que circula por nuestras carreteras. Es cierto que su presencia es casi testimonial, debido a que los vehículos que mantienen este sistema son los clásicos que aún hoy perviven. Vehículos como el mítico Porsche 911 993 o la icónica furgoneta Volkswagen Combi, cuya imagen hoy día es ya todo un icono, siguen empleando este sistema de refrigeración. Un sistema que, como veremos a continuación, no puede refrigerarse con el mejor aceite 5W30 o similar que usaríamos en un vehículo moderno, sino que requiere de aceites con parámetros muy concretos.
Cómo funciona la refrigeración por aire
Pero antes de entrar en materia, conviene saber de qué estamos hablando y cómo funciona la refrigeración por aire. Algo que quizá te suene, puesto que todos lo estudiamos en su día en la autoescuela, pero que probablemente olvidásemos el día siguiente al del examen teórico.
Los motores de los vehículos soportan, entre otras cosas, el calor provocado por el proceso de combustión y explosión del combustible, que es el que permite que el vehículo se mueva. Un proceso en el que se genera energía mecánica, que mueve ese vehículo, pero también una considerable cantidad de calor, que es necesario evacuar a fin de mantener el motor a una temperatura razonable y que no deteriore en exceso las piezas del mismo.
El primer sistema de enfriamiento del motor que se empleó fue el sistema de refrigeración por aire. Este sistema no lleva un líquido refrigerante, tal como pasa hoy día en los vehículos modernos, sino que lo que incluye es una gran zona destinada a recoger el aire fresco durante la circulación del vehículo, así como una serie de aletines y otros elementos similares, destinados a mover ese aire por el interior del motor y tratar de enfriar el mismo lo máximo posible.
El principal inconveniente de este sistema es que su eficiencia es más reducida que la refrigeración líquida actual, dado que en un entorno caluroso, por ejemplo, el aire está más caliente y enfría menos el motor. Esto provoca que el aceite también tenga una gran importancia a la hora de bajar la temperatura del motor. Y es que ese aceite también absorbe parte del calor del interior del motor y lo disipa en el cárter, de modo que en los vehículos refrigerados por aire este aceite debe tener unas características específicas.
El aceite de un motor refrigerado por aire
Esto nos lleva a preguntarnos qué tipo de aceite es necesario para este tipo de vehículos. Como respuesta corta, podemos afirmar que los aceites creados especialmente para vehículos clásicos, que prácticamente todos los fabricantes tienen disponibles en sus catálogos. Unos aceites cuya tecnología se ha quedado expresamente detenida en el tiempo, a fin de mantener lo necesario para que estos motores de siempre funcionen mejor.
Uno de los primeros parámetros que llama la atención de este tipo de aceite es la escala SAE en la que se ubica. Mientras que en los vehículos modernos es habitual contar cada vez con aceites de escala SAE más estrecha y más baja, en el caso de los aceites para vehículos clásicos ocurre justo lo contrario. Como ejemplo, en los Porsche que hemos comentado antes, estos utilizan aceites con viscosidad 20W50 o incluso 10W60 en los modelos de mayor potencia.
La explicación tiene que ver con el calor pero también con la antigüedad. El aceite de un motor de un clásico trabaja a temperaturas mucho más elevadas que las de un vehículo moderno, de modo que usar un aceite 10W40 o un 5W30 supondría que el vehículo “se lo bebería” en pocos kilómetros, sin ofrecer una protección constante debido al calor. Debemos recordar además que estos motores tienen ya un desgaste considerable, de modo que el grosor de la película protectora debe ser mayor, a fin de evitar aún más desgaste y rozamiento de las diferentes piezas del motor.
Los aceites específicos, la mejor opción
Como último comentario al respecto de estos aceites, son algunos los usuarios que se plantean si no es mejor usar aceites modernos, dentro de la escala actual, para estos vehículos. Y salvo raras excepciones, la respuesta es que siempre conviene usar aceites de motor específicos para vehículos clásicos.
La ventaja principal que tienen estos aceites es que mantienen las bases y la composición de antaño, de modo que la protección es la misma que la de hace 30 o 40 años. Pensemos que un aceite semisintético actual tiene unas propiedades detergentes que pueden dejar el motor tan limpio como para provocar atascos o deteriorar las juntas al soltar la suciedad incrustada. O que un aceite actual cuenta con elementos pensados para proteger las piezas modernas de los vehículos, como los filtros de partículas, que realmente no sirven de nada en un motor antiguo.
Esto no quiere decir que estos aceites específicos para clásicos no tengan componentes o ingredientes adicionales. Basta echar un vistazo a las características de cualquier de estos aceites para comprobar cómo estos mantienen la presencia del zinc y el fósforo, que generan una mayor protección de los motores antiguos, aunque cumpliendo con las actuales normas de contaminación. Así que el uso de este tipo de aceites siempre será mejor que cualquier aceite moderno que podamos encontrar.
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